miércoles, 21 de julio de 2010

El peligroso beso de tu boca


Todos tomados del brazo fecundo,

orificio de traiciones,
cañerías corporales que siempre
están alertas
al bofetón que embaraza:


—nos debemos cuidar—


Muchas veces al voleo te deja

el hijo plantado en el vientre,
no es que quiera asestar su zumo de leche en tu vida,

basta un descuido,
y
su válvula ;
te posee, te somete para siempre.

No tiene OJOS para la desdichada

no puede ver a su victima.
Cauce de riberas desbordadas,

pasión de noches turbulentas,
al roce de manos agrietadas,
los besos;
emergen de su boca, cautelosos,
muchas veces no lo pueden corregir,
escupe su mosto como dragón enfurecido,
verdadera savia de los genes....
embetunados.

Para mi: simple gelatina, jalea de los embriones,

viscosidad anhelante,
donde el asta, espolón que aturde;
emprende su camino
cual rayo incendiando
todo

a su paso.

Amante sin voz

Amante sin voz


Amante sin voz, piedra blanda, rodilla delgada,
en tu manantial bebo cada noche el roce de una estrella.
Mi piel de rieles te quieren sorprender
y nos deleitamos en este viaje profundo.

Tu entre matorrales. De la curva, las alturas
y en los relojes los segundos son eternos.
Podría contenerte como un viento bajo mis pies,
como el sonido de la lengua, como despegue de cuatro labios.

Mientras tanto la música nos guia, y te deseo.
Arte pintado, de raíces, de porcelana en la cumbre.
Ay el siguiente paso del amor! Ay las manos heridas!
Ay el movimiento del vientre! Ay tu sonrisa de nieve!

Intrigante cuerpo así, me despachas un dolor.

El fuego, tu hombría, mi feminidad oculta!
Somos dos triángulos sin puntas,
una redonda esquina, y el beso salado.

En el fuego del sol

En el fuego del sol tu calor en llamarada


En el fuego del sol tu calor en llamarada.
Alerta, indolente hoja, bella luna
entre los rincones humanos del silencio
que te rodean las enaguas.
Silente, te pertenezco,
como la rama apegada a su otoño
y el verde del interior mío,
que bajo tierra pueda amar.
En la nostalgia tu olor de agua atleta:
desaparece.
En su memoria las batallas
se ganan con los labios del alma
y el sí del papel en su tinta corporal.
en esto los cielos te llaman rosa tierna
en el paladar del universo los astros
te quieren poseer .
Ah solitaria y amante luchadora del camino
energética danza cuando los días pasan:
fiera, que con sus ojos persiguen el amor
que mira de soslayo el cuerpo, y vive en su dolor

Ella duerme

Ella duerme
la poesía alvina
de otro amor,
se perfuma las piernas
con el liquido azul grana
de otros besos masculinos.
Ella está definitivamente
huyendo de mí...
Corre por caminos;
transgresores,
caer en el abismo
de falsos amores.
Ella se bebe el agua
de sus lágrimas
se piensa enamorada
llueven versos húmedos,
se ahoga con el llanto
de otras lluvias.
Ella...
Se desprende de todas las cosas aquí detalladas.
Se maneja con soltura
en el espacio infinito
de su propia soledad.
Ella nunca respiró
los labios humeantes
que yacían en mis
profundidades.

Poema Bipolar

Mi piel
tritura este poema enfermo
con la mefítica
humedad del verano.
Reabro caminos
en el congelan-te
suspiro de mis letras,
me quiere-no me quiere-me quiere-no me quiere,
la nada tiene su algo
podrido entre manos.
Quiero encender viejas miradas,
recostar mi verbo en praderas
verdes, amaneceres tibios,
aguas cristalinas y oídos encantados,
pero mi fatal bipolaridad-poética-abisman-te:
me hace triza la cabeza.


mefítico, ca.
(Del lat. mephitĭcus).

1. adj. Dicho de una cosa: Que, respirada, puede causar daño, y especialmente cuando es fétida. Aire, gas mefítico. Emanación mefítica.

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