
Tengo en el nido de mi palma
una mujer oculta
que me habla desde su balcón
hay días en que quiero callar con ella
como el viento nada más
susurraren sus oídos bellas melodías
pero despierto ante la poderosa
pluma de su alma,
pájaros cantando en sus mejillas;
abierta ironía son sus frases,
tormenta que se abre a la memoria,
—condenada memoria—
que tengo de ella.
Violines respiran en sus versos
digieren la tristeza como trueno,
lloraré:
en sus rodillas
en su espalda
en su lomo
en su lecho
en sus hijos
—adjetiva—
es su nombre...
...que me mata cada día,
su verbo su vestido
su agua tranquila
me dejó en el tercer cielo
respirando su olor a manzanilla.
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