Me atraparon dos golondrinas de Bécquer
en el cielo de cristal que da a la mitad de tu balcón oscuro.
Al descuido de las alas tapizadas ;
me dejé caer en las rosas del jardín que nos oscilala
vida con su perfume nuevamente. Y ... ¿adivina?
exactamente...espinas con sus manos abiertas
no hacían otra cosa que acariciarme.
Lágrimas de dolor por esa tremenda caída mía.
Al grito de mis pulmones volaron las azucenas
que te sacaron de ese profundo sueño.
Veo tu cuerpo de letargo
veo el alba tras mi dolor
veo mudo mis labios en la seña,
rodillas en tu imagen perfecta. Princesa,
te lo ruego.
Despierta este amor.
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