Huyen de ti pájaros Neftalí
se quieren apoderar de tu cielo azulado
permanecen ocultos en la tierra sureña
que tiembla
amanecen poemas en tus corrales en los verdes prados
de tu Temuco austral
son los hijos de ese Parral zarandeado.
En las laderas copihuanas de tu Ñielol
los huérfanos y viudas te leen.
No llores más mi poeta no arrojes tu capa negra
en esa ladera ni la boina tras las olas de Isla NEGRA.
Aun aquí tu voz nos cobija nos da la fortaleza.
El pan de la mesa Somos como tú; sobrevivientes
de esta loca geografía
tranquilo Poeta. Tranquilo
que tu Chile solo duerme.
Mañana,
mañana despierta.
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