jueves, 11 de marzo de 2010

La despedida


Nada me puede contradecir más que esta noche
ni la sombra que me da el sol al punto del mediodía
con sus figuras de fantasmas de medianoche eterna,
es el humo transportado en los brazos dolorosos
de tu eterna partida de piedra al reino del silencio.
Te vas y te doy la despedida con mi rencor pegado a la frente
donde mis pensamientos en el patio trasero de tus honduras
te dice; esta es tierra santa.
Casi sonoro con sus ráfagas de almendros los denarios se marchitan
no es la hoja que cae en mi conciencia, la culpa no es mía
ni las fotos con sus dormidas escenas de ese antaño fulguroso
debe ser el mar seco que se asoma por mis veredas asustadas
debe ser el mismo pronuncia-miento de la letra poética
en mi vida; con sus armas rosadas azules y de hierbas marinas.
Son y serán los reinos del polvo con su veta enamorada
que hacen su invasión de verano en la costa poblada de tú piel.
¿ Y porqué me despido de la mujer?
ES QUE PARA MI LA POESíA ES UNA MUJER
no tengo ganas de confesarte nada de mi amor
se han gastado los versos todos estos años
se niegan rotundamente a emerger vida mía
se han marchitados los bosques la niebla los adormece
el mar no quiere brindar su sonido cuando la herida esta abierta
los pájaros ya no acarician con su aleteo de lineas caras,
quieren escribir a la nada en su página blanca.
Me puedo segmentar en tus palabras en tus detalles
romper el abismo que separa nuestra tierra
dormir con el silencio de una mirada obscena
detener de alguna forma esta huida
entender mejor...que nuestro tiempo yace en el infinito
nuestro;
así beber la última llaga con su sangre detenida
y reposar juntos en los valles de Botero.
Nada me da la respuesta
y sin embargo me alejo de mi patria; la poesía
de toda la noche con su danza oscura
y dulce los manzanos en su caja de madera.
Me trepé la lana de tu cuerpo este día
para descifrar la energía
el río de tormentos que te aprieta
corriendo siempre hacia el inmerecido desconsuelo
o consumir las aguas...una vez más...te lo ruego.
Tú tienes la llave de este fuego que nos separa,
quedamos atrapados en los vientos de este cuento
al sonido silencioso de tu partida.

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