sábado, 10 de abril de 2010

Tengo astillas en el fondo derecho del corazón


No soy un ángel

sí un toro en el ruedo

ni tengo la respuesta a tus verdades,

camino con las manos apretadas;

la vida me dejó esa mala costumbre,

veo estrellas en el techo.

Cada cierto tiempo las lágrimas me purifican,

doy besos en los labios en mejillas de porcelana,

visito museos galerías y estaciones abandonadas.

El verano me devuelve la energía...

más en invierno es cuando respiro... vida.

Pateo los traseros de viejos errores

y duermo con la sonrisa de mi nieto.

Tengo astillas en el fondo

derecho del corazón,

del lado izquierdo las caricias tuyas,

trepo los cerros de una ciudad agripada,

mantengo la mala y sabrosa costumbre de mis abuelos

yerba bendita que me deja temblando los labios.

Cuatro hermanos la última salió hembra,

—dejé cientos de poemas en mi patria—

quiero volver algún otoño y respirar

hojas secas

en la misma plaza donde besé a la primera.







Si te he visto no me acuerdo,

cambio amigo lector

y fuera.

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